viernes, 18 de febrero de 2011

ESTRUENDO


 No consigo explicar lo que sucedió anoche. Me despertó un sonido muy fuerte a eso de la 1. 30 de la madrugada. Me levanté de la cama confundida, sin saber si se trataba de un sueño o había ocurrido algo en la realidad. Al abrir la puerta de mi habitación, vi a mi hermano salir también de la suya con un gesto de preocupación. Le pregunté si había escuchado lo mismo que yo. Respondió que si, me dijo que estaba leyendo cuando escuchó un ruido descomunal en el techo, casi encima de él. Dijo que los vidrios y las cortinas de su ventana vibraron con el sonido; como si hubieran arrojado, según sus palabras,  un piano encima del techo. Inquietos, y hablando en voz baja, caminamos discretamente hacia la cocina por donde se accedía al patio interno, contiguo a la parte de la casa dónde se había escuchado el ruido.

 Mi hermano encendió la luz, y abrió la puerta con mucho cuidado, miró hacia arriba, y hacia los costados. Yo estaba detrás, casi pegada a su espalda, mirando sobre sus hombros. El foco que estaba encima de nuestras cabezas nos iluminaba en el rostro y no nos dejaba ver hacia arriba con claridad. Mi hermano hacía sombra con una mano sobre su frente y dando unos tímidos pasos hacia delante observaba a su alrededor buscando alguna anormalidad. Casi no nos separamos de la puerta, mi hermano manifestó el temor de que alguna persona estuviera todavía encima del techo, y pudiera reaccionar de forma violenta al ser descubierto. Yo que no estaba segura de lo que me despertó, propuse que si el sonido había sido tan importante como él decía, difícilmente podría ser producido por una persona. Más bien, mi imaginación me llevó a formular la posibilidad de que un meteorito hubiera impactado sobre nuestra casa, lo que de corroborarse  nos pondría frente a un hallazgo extraordinario. Pero tras dialogar al respecto, mi hermano me convenció de que sería una locura arriesgarnos a subir al techo en la oscuridad sin descartar primero que se tratara de un ladrón; de manera que haciendo a un lado nuestra curiosidad por la ciencia, cerramos todas las puertas con llave, y cada quien regresó a lo suyo. Sin embargo, yo me acosté pensando que lo primero que haría al levantarme sería subir al techo para recoger la evidencia. Estaba segura de que si algo había impactado sobre nuestra casa, yo sería la primera en verlo.

A las 9 de la mañana, con un día precioso por delante, subí al techo movida por el deseo y la emoción de encontrar alguna pieza que se hubiera desprendido de algún satélite o hallar los restos de un meteorito. Al recorrer el techo no encontré nada fuera de lo habitual. Según el alegato de mi hermano el sonido provino de un lugar determinado, así que revisé ese sector con mayor detenimiento. Pero siendo yo una persona sin experiencia en esos temas, encontrar una explicación satisfactoria se volvió para mí una tarea sumamente compleja. ¿Fue una persona? Imposible pensé, para que una persona pudiera producir semejante ruido, tendría que haber saltado desde una altura superior y tener un peso considerable. ¿Fue producto de pirotecnia? ¿por qué no encontré restos de pólvora entonces? ¿Pude acaso pasar torpemente por alto las evidencias? ¿Y si fuera un evento de origen cósmico? Me enfadó no haber subido enseguida de producirse el incidente, a lo mejor entonces hubiera encontrado algún material quemándose, o vaya uno a saber qué, por lo menos algún indicio reciente de cambio en el techo que pudiera reconocer. ¿Qué pudo pasar? ¿Un  rayo quizás?

Mi hermano que más tarde subió al techo, pese a no haber conseguido pruebas de ello defiende con fervor la hipótesis de que una persona estuvo trepando uno de los muros, se cayó sobre nuestro techo y se dio un fuerte porrazo. En lo personal, yo a escasas 12 horas del suceso estoy más inclinada a suponer que se trató de una descarga eléctrica atraída por el pararrayos, o algún fenómeno de la naturaleza. Me pregunto si estas paredes hablaran ¿me contarían que sucedió? Es un misterio. Mi hermano no concibe la idea de que algo tan extraordinario pudiera suceder, yo si ¿por qué no? Es fácil suponer lo primero, pero demostrar lo contrario, qué pudo ser otra la causa, no lo es tanto. Por lo pronto yo he vuelto a desempolvar los viejos libros de física y mi hermano esta cambiando las cerraduras, y tratando de hacer la casa más segura contra ladrones. Me parece bien que tome precauciones, pero sinceramente creo que anoche pasó algo más, y debemos seguir investigando. De todas maneras, cada uno aferrado a sus inclinaciones intentará justificar lo que no entiende, con lo que sabe o se adapta mejor a sus creencias o modo de razonar ¿alcanzará eso para explicar lo que de verdad sucedió?

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